sábado, 14 de diciembre de 2013

Esto es para las familias, es un artículo bastante interesante y que nos puede ayudar mucho como educadores de nuestros hijos/as.



 

Supernanny aconseja a los padres desterrar la idea del «pobrecito mi hijo, que no sufra»
El Aula Magna de la Facultad de Ciencias completó su aforo para escuchar los consejos de Supernanny. :: GONZÁLEZ MOLERO
Por lo que se vio anoche en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, son muchos los padres que pondrían una Supernanny en su vida. La psicóloga Rocío Ramos-Paúl, famosa por su papel de presentadora del exitoso programa de televisión de Cuatro, provocó un ‘superlleno’ de padres y madres deseosos de que les resolviera sus dudas. La tuvieron delante durante una hora y media, pero a tenor de las manos alzadas que se quedaron con las ganas de preguntarle en el turno posterior a su charla –por falta de tiempo–, muchos de ellos se la hubiesen llevado a cenar a casa anoche para explicarle sus cuitas con los infantes de sus hogares.
Fue ahí, en el cuestionario en directo, donde surgieron los momentos más anecdóticos de la noche. Alguno fue incluso delirante. No en vano, un par de ellos despertaron las risas entre el público, quizá porque se sentían identificados con el problema que planteó tal padre o cual madre. Y es que el buen humor es también una herramienta más para tratar con los más pequeños. Preferible eso que un azote. Porque Supernanny, o la experta Rocío Ramos-Paúl, no es partidaria de ellos.
En su decálogo –si es posible resumir en pocos puntos toda la teoría de la mediática psicóloga– quedan claras varias normas que los padres deben llevar a cabo para educar la conducta de los hijos. Solo el niño que se siente protegido, seguro, querido y valorado es un niño feliz. Igualmente, «necesita que el mundo sea predecible porque así sabe qué hacer en cada momento», aconseja. Para ello, hay que generar rutinas que el pequeño irá aprendiendo.
El segundo pilar es que al niño hay que ponerle «límites y normas». Pero no porque sí, sino unos límites y unas normas que entienda. «Si eres capaz de esforzarte, tendrás éxito en la vida», hay que intentar hacerle ver. «La idea de ‘pobrecito, que no sufra’ hay que quitársela de la cabeza», sentencia la Supernanny. El ‘peque’ ha de aprender a «valorar el esfuerzo y la garra para que el día de mañana consiga las cosas con su esfuerzo».
Padres coordinados
Rocío Ramos-Paúl sabe que «educar es cansado» y, por ello, apuesta por «generar dinámicas para transmitir las mismas normas de forma coordinada entre los padres». Eso sí, el niño debe comprender que existen límites. Aunque los padres tampoco deben ser demasiado estrictos. «No puedo castigar continuamente. La norma tiene que ser flexible. El niño quiere que el adulto le diga qué tiene que hacer», explicó. Es lo difícil, elegir los límites, pero es la única forma de que el niño entienda que «quererte es decir que no, también», y que «lo que se decide es, ahora y siempre, así». «Da igual si ponen una película estupenda, ya la verá en internet», ejemplificó. Una Supernanny que está al día de las nuevas tecnologías. «Tampoco vale ‘estoy cansada y no puedo más’. Si le dices eso a tu jefe en el trabajo, ¿te va a creer? El niño es igual», expuso. Una Supernanny que sabe lo que es un jefe, parece.
Por eso, pide «ser coherentes con la norma, si hay verduras, las verduras son para todos; no vale que el padre coma filete y el niño, no». Al niño «hay que exigirle que haga lo que tiene que hacer: yo cocino pero tú pones la mesa». Es la cuota de responsabilidad. Y los padres han de ser firmes. «Nos asusta decir que no y terminamos diciendo: ‘Dáselo, que nos va a montar el espectáculo’. Pero son pequeños y tienen que aprenderlo. Tú eres la figura de autoridad. Porque mañana tendrá un jefe o un profesor y tendrá que saberlo», avanzó. «No es autoritarismo, es autoridad. Invertid energías en decir que no ahora para ahorrar las consecuencias en el futuro», advirtió la psicóloga
En cualquier caso, para que un hijo obedezca «no existe fórmula mágica, no hay un botón de on/off, ni tampoco vale el ‘te cuento hasta tres’». Para aumentar las probabilidades de que el niño cumpla la norma, Supernanny da cuatro pautas: «Hablemos en positivo: ‘cuando me hables más bajito te escucharé’. Di lo que hay que hacer y anuncia las consecuencias:‘si haces tus tareas, podremos ir luego al parque’. Utiliza ‘los niños hacen’ en vez de ‘los niños son’. Cuenta cómo te hace sentir su conducta (negativa). Y evita las explicaciones largas».
Premios
Supernanny es partidaria de premiar a los niños, incluso de forma material. Eso, dice, aumenta la frecuencia de la conducta. «Cuando cumplas tu horario de estudio podrás ir al cine con tu amigo». Y cuando la conducta se haga habitual en el niño, «ir retirando los premios poco a poco». Eso con los pequeños. Con los más grandes incluso aconseja hacer un contrato. Sí, un contrato. Lo mostró en pantalla:«Pedro se compromete a... A cambio de un premio». Y con las firmas de padres e hijos incluida.
Una madre le planteó que a su hijo de ochos años le hacen pagar cinco céntimos por cada palabra malsonante que suelta. A la madre no le gusta esa táctica. A Supernanny, en cambio, sí. «Me parece poco (dinero)», llegó a decirle. «No vais mal, pero tenéis que mejorar. Plantear cuánto dinero le vais a quitar y en qué momento del día. Apuntadlo y al final del día, hacedlo. Y mejor que lo hagáis entre los dos», recomendó.
También simpatiza Supernanny con darle una paga a los niños. ¿A qué edad? «Entre los seis y los ochos años es buena edad para empezar a dársela». El beneficio que obtienen los padres es que, si el hijo quiere comprarse algo, «el deseo se demora y el niño le da más valor a lo que está comprando». ¿Y si, por ejemplo –como expuso otra madre– se le dan dos opciones y él, con cuatro añitos, responde que tiene otras? El juez Emilio Calatayud intuyó algo: «Ese va para político». Supernanny se mantuvo firme: «Hay que hacerle comprender que su opción no es la válida». ¿Y si el niño, en otro caso expuesto, llega a retar al padre, igualmente? «No entres al reto. Date la vuelta. No le atiendas. Lo más probable es que se enfade, pero tienes que ser firme», aconseja ella.
¿Y cuántos regalos hay darles en Reyes? «Si tiene dos años, ‘ná’, no se va a dar cuenta», cree Calatayud. De uno a cuatro, según las posibilidades económicas, sugiere Supernanny: «El que tenga menos (dinero), que se lo cuente. Debe entender que la magia no es lo que te dé la gana». ¿Papá Noel o Reyes Magos? Aquí Emilio Calatayud lo tiene claro: «Hay que defender a los Reyes Magos». La Supernanny y el Superjuez.

1 comentario:

  1. Leído y comprendido....ahora llevarlo a cabo. Lo que mas miedo nos da, el comportamiento en el futuro, la falta de respeto hacia los demás, la constancia en los estudios/trabajo. Entiendo que también el nerviosismo que arrastramos durante todo el día y la falta de atención hacía ellos puede provocar ciertos comportamientos no adecuados fuera del ámbito familiar, porque hay que tener en cuenta que hay veces que los niños no se comportan igual dentro que fuera de un entorno u otro. El problema de nosotros los padres es, la mayoría, que nos dan pena nuestros hijos. Finalmente caemos en la trampa y nos dejamos llevar de nuestros sentimientos hacia ellos y pensamos de que los demás tienen también parte de culpa y le restamos la importancia. Yo personalmente soy partidaria de castigar de alguna forma a un niño y tengo que reconocer que hemos castigado y retrocedido antes de que empiece el castigo, ese es el problema. Llega un momento que las amenazas se la toman como si fueran solo eso "AMENAZAS" sin que se lleven a cabo.

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